Nos alojamos en el hotel Rambuttri Village , que a un precio asequible ofrece una posición privilegiada a unos pasos del río y de Khaosan Road, además de desayunos en la terraza, piscina… y bastante tranquilidad. Todo lo que se puede pedir a un hotel de ciudad de esa categoría.
La primera mañana en Bangkok vivimos el típico timo al turista, por no habernos informado antes. Una señora muy simpática nos explica que hoy es no sé qué día y algunos templos son gratis. Su amigo nos lleva en su tuctuc por un precio fijo a dos templos, un mercado de ropa… toda la mañana. A cambio de la súper oferta, en ese mercado nos darán un cupón para el conductor.
Un poco dudosos y también asfixiados por el asfalto nos subimos a su tuctuc. Nos lleva a un par de templos de segunda y llega el momento mercado, que no es otra cosa que una tienda de telas para hacerse trajes. Nos insiste en que entremos, nosotros entramos y salimos, pues no está en nuestros planes hacernos un traje. El conductor se enfada, nos dice que habíamos dicho que sí, que sólo tenemos que escuchar un rato y no hace falta comprar nada. Además, si no estamos un poco en la tienda él no recibe su cupón. Al final, nosotros también nos enfadamos y el tipo se va. Nos quedamos allí tirados en medio de quién sabe dónde.
Pasamos el primer día agobiados entre el calor, el jetlag, y nuestras dificultades para movernos por esta mega ciudad. Los taxis no nos quieren llevar cuando el recorrido es corto, y las distancias son muy largas a pie. Además, la señalización es muy mala para guiarse con un mapa.
La segunda jornada le vamos cogiendo el ritmo a Bangkok, aunque el calor es inaguantable. Visitamos el templo Golden Mountain para disfrutar de la ciudad desde lo alto. Creo que conocéis nuestra afición por las alturas.
Después nos acercamos al callejón Bahn Bat. Nuestra guía explicaba que aquí es donde se fabricaban los cuencos para las limosnas de los monjes. Pues hoy en día es un callejón bastante maloliente sin ningún interés cultural. Os aconsejamos borrarlo de vuestra lista, si es que estaba en ella.
A las 11,30 estamos de nuevo en el hotel, no soportamos el calor y nos queremos dar un baño. Una vez recompuestos, nos acercamos a comer en Chinatown.
Cruzamos el río para llegar al templo Wat Pho, una auténtica maravilla: sus edificios, estatuas, el buda gigante reclinado…

Por cierto, transportarse por el río es mucho más fresco y cómodo, y descubrimos que hay una parada cerca de nuestro hotel.
Tenedlo muy en cuenta, pues nosotros lo descubrimos algo tarde.
Finalizamos la jornada y nos despedimos de Bangkok por el momento en Khaosan Road. Un bullicio de puestos callejeros donde comprar, comer, beber y darte un buen masaje a muy buen precio.
Deja una respuesta