Al planificar nuestro viaje, dudamos mucho entre nuestro destino playero en Tailandia. Terminamos descartando la mítica Phuket y toda la zona del mar de Andamán porque en julio es época de monzón. Tomamos rumbo al golfo de Tailandia, descartando Koh Samui por ser más masificada.
Además, un conocido nos habló de una escuela de buceo gestionada por españoles en Koh Tao. Era nuestro momento de hacer nuestra primera inmersión en el mundo submarino (y creo que la última, en mi caso).
Llegar a Koh Phangan desde Sukhothai en un día es demoledor.
- Vuelo Sukhothai – Bangkok
- Escala y cambio de aeropuerto (45 minutos en bus)
- Vuelo Bangkok – Surat Thani
- Bus Surat Thani – puerto Donsak (unas dos horas)
- Barco Donsak – Koh Pangan
- Taxi al hotel
Cuando llegamos al Tharatip Resort ya no podemos con nuestras almas. Cenamos en su restaurante, de ambiente agradable, y a dormir. Es un alojamiento con piscina, restaurante, posibilidad de acordar excursiones, alquiler de motos… Pero nada del otro mundo. Al reservarlo nos atrajo que la piscina tiene un tobogán, y cuando llegamos nos dicen que es para niños a partir de 8 años. Menudo chasco se llevó Amets.
A la mañana siguiente desayunamos, nos damos un bañito y alquilamos unas motos, a 300 baths cada una. Vamos subiendo hacia el norte, con idea de hacer snorkel en Ko Mae.
A medida que avanzan las horas el cielo se va tornando gris. Comemos, alquilamos gafas y hacemos un intento de ver peces en su lengua de arena. Pero la tormenta del siglo llega y quedamos atrapados. Como la cosa no mejora, decidimos volver hacia el hotel. Lluvia torrencial y nosotros en las motos, a más de una hora del hotel. Llegamos empapados, congelados y bastante desanimados.
A la mañana siguiente optamos por alquilar un coche (1000 bahts), para que no nos vuelva a pasar lo mismo. Pero Murphy y su ley nos ofrecen un día bastante soleado. Hoy visitamos dos playas: Chaloklum y Coral Bay. Esta última nos encanta. Estamos solos, y en la misma orilla tienes peces y coral para disfrutar. No es una playa en sí, sino una pequeña bahía rocosa con un chiringuito muy bohemio.
Koh Pangan nos ha dado un respiro, y hemos podido disfrutar de sus aguas y tranquilidad. Si bien no hemos visto nada espectacular, nos ha gustado su ambiente relajado y rincones solitarios.
A la mañana siguiente zarpamos a Koh Tao. No llevamos nada cogido, pues estos días no estaban del todo planificados. Los hoteles no recuerdo cuáles eran. Primero cogemos 2 noches en un hotel resort (creo que el Coral Grand Resort). Pero el elevado precio no iba acorde con lo que ofrece, y nos movemos más cerca de la escuela de buceo.
Los precios en Koh Tao son bastante más altos que en el resto de Tailandia, y está abarrotada de turistas.
Además, no es el paraíso que habíamos leído. Es verdad que sus aguas esconden maravillas, pero fuera de ellas el turismo supera las posibilidades de la isla. Encuentras basura por doquier, malas carreteras…
Lo mejor es alquilarse una moto, pues los precios de los taxis son exagerados.
Aún y así, esos 4 días han sido inolvidables. Las actividades estrella: el snorkel y el buceo.
CENTRO DE BUCEO PURA VIDA
Llevábamos referencias de este centro, y superó nuestras expectativas. Justo al lado del puerto, te sentirás como en casa. A nosotros nos dieron consejos sobre alojamiento, restaurantes, excursiones… antes de saber que haríamos el buceo con ellos. (www.puravidakohtaodiving.com)
La primera incursión en las aguas de Koh Tao son una excursión de medio día a Japanese Gardens. Espectacular. Saltas del barco, metes la cabeza y la vuelves a sacar ¡Qué pasada! Necesitas contárselo a alguien. Estás rodeado literalmente de miles de peces y hay unos jardines de coral preciosos. Disfrutamos como nunca.
Bautismo de buceo
Mi padre, Dani y yo optamos por esta opción. Por la mañana haces la parte teórica y una inmersión, y después de almorzar otra inmersión. Nos dejan que Amets y mi madre nos acompañaran en el barco mientras buceamos. A mí la cosa, como ya suponía, no se me da muy bien. Me da bastante claustrofobia. Pero la verdad es que me sentí muy cómoda con la gente de Pura Vida, animándome sin presionarme demasiado.
Compramos los billetes de barco y tren para el día siguiente, toca despedirse de la isla.
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