Comienza el esperado día del trekking en Adrspach, aunque el frío nos tiene algo asustados.
Amanecemos en Hradec Kralove. Bien abrigados, nos dirigimos al norte, hacia Adrspach. En el camino paramos en un súper para comprar comida, con la idea de comer en nuestra ruta. En una hora o así estamos aparcando en Adrspach, a las puertas del parque natural.
Al no haber mucha información en Internet no teníamos muy claro qué ruta seguir, y decir que en el punto de información tampoco nos aclararon las duda. Apenas hablaban inglés, y nos dieron unos horarios de bus y tren por si llegábamos andando hasta Teplice, aunque no parecían muy convencidos.
Con el mapa en mano, echamos a andar. La idea era llegar a Teplice, ya habría algún transporte público, o taxi, o autostop… o, a una mala, un hotel para pasar la noche.
Este es el plano que conseguimos y el recorrido que hicimos.
El camino es totalmente accesible por pasarelas, y está bien señalizado. Eso sí, en algunos tramos hay que subir bastantes escaleras.
Hicimos un trozo del camino verde, pasamos al amarillo, después el azul hasta el mirador y volvimos a Teplice. Nos costó unas tres horas, parando a almorzar. La subida al mirador de Skalni chram fue bastante peliaguda. Las muchísimas escaleras eran empinadísimas. Además, teníamos las manos congeladas (estábamos en torno a 3 grados).
Es una ruta muy recomendable, apta para familias, tú decides el recorrido. Si te sobran días igual puedes hacer un día desde Adrspach y otro desde Téplice.
Al llegar al fin del recorrido, un bus nos llevó al pueblo, que distaba otros 2 kms o así. Una vez allí, nos tomamos una sopa bien calentita y cogimos el tren más pequeño que he visto nunca. Nos acercó al parking de Adrspach, donde estaba nuestro coche.
Finalizado nuestro trekking por Adrspach, en Hradec nos esperaban Andrés, Alena, Ariana y Scarlett. Les cocinamos una enorme tortilla de patata y cenamos juntos.
A la mañana siguiente Andrés y las niñas nos enseñaron algo de su ciudad y partimos rumbo a Praga.
¡Gracias, familia!
Que lugar tan bello… el frío casi que no tiene importancia con los lugares que se ven. En mi caso , a pesar de hacer frío (que lo hacía con ganas) no fue un inconveniente ya que soy un total amante de la naturaleza, unos abrigos, unos guantes y unas buenas botas, para poder visitarla.
Había oído hablar mucho de Adrspach y era un viaje que ansiaba hacer, así que aproveche mi escapa a Praga para hacer la ruta. En nuestro caso el idioma era un problema, ya que no sabemos checo ni ingles, así que decidimos hacer una visita guiada que encontramos por google, exactamente esta: https://www.ofertasenpraga.com/tour/adrspach/ , fue todo un acierto, ya que fuimos directos a todos los lugares y nos cundió mucho el día.
Adrspach es más bello de lo que imaginaba, un tesoro perdido en un país que tiene aún mucho por descubrir.
Gracias por el post, me ha resultado muy interesante.
Saludos!
Gracias por el comentario, Juanda!
Nosotros también disfrutamos mucho en Adrspach. En todos nuestros viajes intentamos buscar lugares en la naturaleza por los que caminar y sentirnos menos «turistas», más conectados a nuestra esencia.
Fue una escapada muy genuina, pues ni siquiera al llegar al centro de información supieron darnos grandes explicaciones sobre transporte, rutas… Pero nos lanzamos a andar y el plan nos salió redondo!
Gracias de nuevo por leer el blog, ahora estoy como loca escribiendo sobre nuestra última aventura, Perú y Bolivia.