El Valle del Colca es uno de los destinos de Perú por el que más expectativas tenía. También de los que más respeto me daban, por la altitud y el famoso soroche o mal de altura.
Intentamos buscar la manera de visitar el valle del Colca por libre alquilando un coche, para poder disfrutar de los maravillosos paisajes a nuestro aire. Pero pocos días antes lo descartamos y contratamos un tour.
RAZONES PARA DECANTARNOS POR EL TOUR
- en Perú es más barato moverse en tours, muy a nuestro pesar;
- conducir a 4000 metros de altitud por carreteras sinuosas es para pensárselo;
- si vas a seguir tu viaje hacia Puno, no es necesario volver a Arequipa, y devolver el coche de alquiler en otra ciudad es muy caro;

Ahora puedo decir que no me arrepiento de la decisión, aunque hay ciertos momentos del tour que cambiaría. Por ejemplo: las paradas sin escapatoria en restaurantes buffet turísticos y en tiendas de avituallamiento (coca, agua…) donde no hay más negocios a elegir. Nuestra agencia fue Colonial Tours, y el guía un chico muy atento y profesional. Nos alojamos en el Colca Llaqta, un hotel acogedor, con espacios comunes agradables y calefacción. ¡Incluso teníamos futbolín y billar!
Precio del tour:
- 45 dólares por persona transporte, guía y alojamiento con AD
- 25 dólares por persona el suplemento por ir directos a Puno
- 70 soles por adulto la entrada al parque nacional
2 DÍAS Y UNA NOCHE EN EL VALLE DEL COLCA
DÍA 1
- 8,30: recogida en nuestro hotel de Arequipa.
- Parada en tienda donde nos aconsejan comprar coca en todos los formatos: caramelos, hojas… Esta tienda es más cara que otras que vimos en Arequipa, así que os recomiendo comprarlo todo antes. En el autobús el guía nos explica cuándo mascar las hojas y tomar los tés para superar la fuerte subida que nos espera.
- Por el camino nos paran a fotografiar algunas vicuñas, y descansamos en Patahuasi. Es la hora de tomar el triple mate o mate Inka. Ya estamos a 4000

Mate Inka contra el mal de altura m.s.n.m y se empieza a notar el cansancio y un ligero dolor de cabeza.
- Llegamos al mirador a 5000 metros, el punto más alto de todo el viaje. Hay quien ni se baja del autobús, pero yo tengo fuerzas para ir haciendo eses hasta el baño y hasta para comprarme un gorro en un puestecito en la puerta del mismo. Debe de ser el lugar más transitado del mirador. Me siento como un astronauta borracho.
- A las 14h ya estamos en las afueras de Chivay, donde nos paran en un buffet. Precio: 30 soles. El lugar es bonito y la comida es buena, pero el que no quiere comer ahí no tiene escapatoria.
- Tras instalarnos en el hotel nos recogen para acercarnos a las aguas termales de La Calera (entrada 15 soles adulto y 5 soles niño). Estamos bastante flojos con el mal de altura, pero es una grata experiencia. El agua caliente siempre es bienvenida.

7. Tras ducharnos en el hotel caminamos a la plaza de Chivay en busca de cena. Es de noche y hace muchísimo frío, pero parece un pueblo muy acogedor. Lástima que no lo veremos con la luz del día. Por todo el pueblo se pueden ver unas bonitas estatuas multicolores de personajes autóctonos. Según nos explicaron, éstos desfilan en algunas celebraciones populares.Nuestro paseo coincide con otra celebración religiosa, y conseguimos ver los rústicos fuegos artificiales en un ambiente muy genuino.
¡Ibuprofeno y a dormir, los cóndores esperan!
DÍA 2
- 5,30 suena el despertador. Desayunamos y, abrigados hasta las orejas, nos montamos en el bus que nos llevará al Mirador del Cóndor, estrella del viaje.
- Paramos en dos preciosos pueblos: Yanque y Maca. Aunque son muy turísticos, nos dejamos llevar por nuestro espíritu guiri. Compramos artesanía, probamos helados, colca sour (como el pisco sour pero con sancayo, el fruto del cactus), nos fotografiamos con alpacas… ¡qué monas!

Alpaca y yo en Maca - Paramos también en algunos miradores donde seguir comprando artesanía y fotografiar el cañón, de verdad que el paisaje no tiene precio. ¡Ah! Y la artesanía es muy barata en esta zona, no lo dejéis todo para después.
- Finalmente llegamos al Mirador del Cura. La suerte nos acompaña, hay un montón de cóndores revoloteando.
Después paramos en Cruz del Cóndor. No tenemos mucha suerte. Aparecen varios ejemplares grandes a los que no podemos fotografiar, pero yo pensaba que iba a ser más impresionante. Me parece similar a cuando veo aves tipo buitres o águilas en Pirineos o montes alaveses. Aún y así, estar sentado frente a las imponentes montañas esperando a ese gran ave es suficientemente mágico como para que merezca la pena el viaje.

6. Toca despedirse, de vuelta a Chivay paramos un par de veces más a disfrutar de este regalo de la naturaleza. 
7. A las 12h volvemos a comer en un restaurante buffet, este peor que el de ayer.
8. Volvemos a Patahuasi, donde cambiamos de furgoneta rumbo a Puno.
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