Hasta este año poco o nada sabía de las Azores. Que eran unas islas portuguesas, y que suele haber ofertas tiradas de precio de vuelo más hotel. No sospechaba que podía ser un destino tan atractivo para alguien amante de la naturaleza como yo. Una semana en Sao Miguel da para mucho.
Las Azores están formadas por 9 islas, situadas en medio del Atlántico, a unos 1400 kms al oeste de Lisboa. Forman parte de la Macaronesia («islas afortunadas») junto con Canarias, Cabo Verde, Madeira e Islas Salvajes. De mayor a menor, son: São Miguel, Pico, Terceira, São Jorge, Faial, Flores, Santa María, Graciosa y Corvo.
Nosotros compramos un vuelo a Ponta Delgada, la capital de la mayor de ellas. Buscando en Skyscanner, vimos que saliendo de Lisboa el precio bajaba considerablemente. Como teníamos días de sobra, decidimos ir hasta Lisboa y conseguimos 3 asientos a 294 euros los tres. Eso sí, con equipaje de mano, pues el vuelo es de Ryanair.
Indagando un poco sobre la isla, nos pareció un destino atractivo por varias razones:
- Es un destino relativamente barato. Vuelo barato, alquiler de coche barato, alojamiento barato y comida y bebida algo más barato que en España.
- Poco turismo. Aunque hay turismo, no hay tráfico, colas, ni estrés. Coincidimos con apenas 3 grupos de españoles y algún que otro europeo. El resto, portugueses. Sólo en un par de sitios tuvimos esa sensación de destino turístico: Caldeira Velha y el mirador Vista de Rei, donde había coches a ambos lados de la carretera. En las rutas de senderismo nos cruzábamos con un puñado de familias o parejas. Y esto, en plena Semana Santa, nos pareció un lujo.
- Su clima templado. El tiempo en las Azores cambia cada 15 minutos. Lo habíamos leído y no lo creíamos, pero es así. Te levantas y ves todo nublado y gris. Piensas que el día está perdido. Pues en 20 minutos el cielo está azul y brilla el sol, y en otros 15 se pone a llover. Así que tú haces tus planes y te vas adaptando a cada momento: chubasquero, chaqueta fuera… Pero la temperatura en primavera no suele bajar de los 15º ( quitando en lugares más altos, como algún mirador -llegamos a estar a 6º-), y la mayor parte del día con una chaqueta era suficiente. Y eso que la semana que estuvimos se supone que hizo especialmente malo.
- Su naturaleza exuberante. Lagos, cascadas, fumarolas, acantilados, flores y más flores… y miradores en cada esquina, para poder disfrutarlos.
Paisaje de caldeiras en Furnas - Buenas opciones de senderismo. Hay multitud de rutas asequibles (2-4h). En la oficina de turismo te dan un folleto de cada una, y también hay una web que te explica todas las que hay, zona a zona. Todo está, además, muy bien señalizado.
- Baños termales. Por el carácter volcánico de la isla, existen bastantes lugares donde darse un buen baño caliente, de día o de noche.
- Pueblos y ciudades. Cada localidad de la isla está limpia y cuidada, y tiene un rincón bonito. Eso sí, es difícil cruzarse con un azoreño, y más aún después de las 18h. Digamos que no hay ambiente, la tarde – noche acabábamos en el centro comercial o cenando comida de llevar en el hotel, pues era extraño pasear por calles tan desiertas.
Nuestro caché número 200, no os digo dónde (spoiler) - Geocaching. La isla está plagadita de cachés. Para los aficionados, es el paraíso. Nosotros anduvimos muy picados porque queríamos llegar al número 200, y al final lo conseguimos. Hay rutas de senderismo con cachés a cada 200 metros, y esto es ideal para andar por el monte familia.
Tras comprar los vuelos elegimos el alojamiento. Por ubicación, puntuación y precio, nos alojamos en el Apartamento Salomao, a las afueras de Ponta Delgada (359 euros 7 noches). Fue un acierto, pues tenía de todo y podíamos aparcar en la puerta.
Sólo faltaba el coche de alquiler, que elegimos en la página de Ryanair y nos costó 293 euros para 6 días. La gasolina era algo más cara que aquí, pero teniendo en cuenta que la isla tiene 64 km de punta a punta no vas a hacer muchos repostajes (nosotros en total le hicimos unos 650 kms, y no paramos ni un minuto).
Una semana en Sao Miguel.
Antes de ir no encontramos mucha información sobre la isla. Leyendo algún blog y escuchando a familiares y amigos que habían estado nos hicimos a la idea de lo que queríamos ver. Una vez allí, tienes puntos de información turística donde coger mapas y folletos. Utilizando la app Maps.me íbamos viendo y marcando todos los miradores y sitios de interés donde podíamos parar.

Respecto a qué visitar, depende mucho de lo que le guste a cada uno.
Ciudades y pueblos: nosotros dedicamos poco tiempo a Ponta Delgada y Ribeira Grande, las localidades más grandes. Nos sentimos raros en esas largas calles vacías, aunque tenían rincones bonitos. Disfrutamos más en pueblos más pequeños, como Lagoa, Povoação o Faial da Terra. Furnas tiene mucho que ver, nosotros no pudimos visitar el famoso Terra Nostra, pues cerraba a las 18h y no nos dio tiempo.
Miradores: son imprescindibles los que te muestran las vistas de los tres lagos principales (Furnas, Fogo y Azul). A mí me gustaron especialmente (quizá por no ser tan conocidos) el Miradouro do Navio, en Capelas y Miradouro da Vista do Barcos, en la zona de Nordeste (con vista del faro de Arnel, al que también bajamos andando).

Cada uno irá descubriendo los suyos. Todos están señalizados en las carreteras, todos muestran un paisaje precioso y todos están cuidados con esmero: jardines, flores, aparcamiento, servicios, merenderos, barbacoas… Es algo que llama la atención, para la escasez de visitas que reciben.
Senderos y parques naturales: escribiré un post aparte sobre esto.
Bañarse en termas y playas: las playas, como los miradores, están equipadas con servicios, merenderos, barbacoas y hasta pequeñas piscinas o piscinas naturales con pasarelas. Esas tendremos que visitarlas en verano, con más calor. Aguas termales, probamos Caldeira Velha, Poza de Doña Beija, y una terma para pies a la orilla del río en Furnas. Todo un placer para nuestros maltrechos pies.

Piñas y té. Fueron agradables las visitas a la fábrica y plantaciones de té Gorreana, y también a los invernaderos de piñas Arruda, en Ponta Delgada (Fajã de Baixo). Ambas visitas son gratuitas.
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